En la calle Berlín, en pleno Eixample barcelonés, hay un edificio corriente. Allí viven un colombiano, una prostituta de lujo, un matrimonio de ancianos, una madre separada con dos hijos y un oficinista soltero. ¡Ah!, y un fantasma: la anciana malhumorada del último piso que murió hace meses, aunque nadie se ha dado cuenta, y se dedica a vagar de un piso a otro cotilleando las vidas de sus vecinos.
Nada hubiera llamado la atención, si Gerard, un policía de baja indefinida, no hubiera recibido la llamada de Pep, su antiguo compañero, dos días antes de ser asesinado. En su buzón de voz quedaron grabadas estas palabras: «Quiero hablarte de algo que he descubierto en la calle Berlín, en el 109». Atraído por el deseo de vengar a su amigo y, por qué no decirlo, sin nada mejor que hacer, Gerard decide pasarse por allí.
Pero nunca hubiera imaginado que la búsqueda del asesino de Pep pudiera estar rodeada de tantos misterios; tantos como vecinos hay en el edificio, pues cada uno oculta un secreto que cambiará la vida de los demás para siempre.
Los personajes, todos igualmente importantes, tanto los vecinos vivos como muertos, como el mismo edificio son parte fundamental de la historia. Ma. Eugenia, el fantasma del edificio, es una anciana que lleva muerta en su departamento durante meses y nadie la ha echado de menos, y que por alguna razón está atrapada en este edificio y ella no comprende que es el hilo conductor de todos los vecinos, que hasta que no encuentren un camino más pleno ella no podrá irse y así nos encontramos con todos los vecinos de Berlín 109. La madre soltera falta de cariño y con dos hijos adolecentes problemáticos, la prostituta de lujo que comprende que ya no gana tanto como ganaba antes, el contador adicto al trabajo pero que el estrés le está pasando factura, el colombiano que espera que el pasado lo alcance, un matrimonio de ansíanos. Y obviamente un investigador que quiere dar con la razón de la muerte de su amigo, que le advirtió antes de que lo mataran que algo pasaba en este edificio.
El libro vale la pena de leer, aunque es algo desconcertante que combine la novela negra con toques de farsa cómica, que aunque divertido, se siente algo forzado.
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